La aparición del DSM 5, obliga a los profesionales a ponerse
al día en los nuevos criterios diagnósticos, y especialmente en la inclusión de
nuevos trastornos o recodificación y resituación dentro del manual de algunos
otros. Sin entrar a debatir todo esto en detalle, que por otra parte es un interés
del propio A. Francés, me centrare en un resumen de las 12 recomendaciones fundamentales
a las que me refería:
1. Cuando menos severa es la presentación de la sintomatología, más difícil es diagnosticarla.
2. Cuando se está con dudas, es más seguro y apropiado infra diagnosticar.
3. Los niños y adolescentes son especialmente complejos para realizar diagnósticos. El diagnóstico inicial, con frecuencia es inestable y evolucióna lo largo del tiempo.
4. Los ancianos son también difíciles de diagnosticar, sus síntomas psiquiátricos pueden ser causados por enfermedades médicas y / o neurológicas, así como ser especialmente sensibles a los efectos secundarios de los medicamentos, a interacciones y a sobredosis.
5. Hay que tomarse un tiempo y hacer un esfuerzo. Hacer el diagnóstico correcto lleva tiempo. Con frecuencia son necesarias múltiples entrevistas a lo largo del tiempo para ver cómo evolucionan las cosas.
6. Tenga toda la información que pueda, una sola fuente nunca es completa. La triangulación de los datos obtenidos de múltiples fuentes de información, favorecen un diagnóstico más fiable.
7. Considere los diagnósticos previos, pero no crea en ellos de forma ciega.
8. Este abierto a revisar el diagnóstico de forma constante, especialmente si el paciente no está evolucionando de forma adecuada con el tratamiento realizado.
9. Hipocrates dijo que conocer al paciente (a la persona) es tan importante como conocer la enfermedad.
10. Si oyera relinchar en su ciudad, piense primero que es un caballo y no una zebra. Pensar en diagnósticos exóticos puede resultar interesante, pero con frecuencia nunca los vamos a encontrar.
11. Un diagnóstico acertado puede traer grandes beneficios; uno erróneo puede suponer un desastre
12. No olvide el aforismo hipocrático de: primero no hacer daño.
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