Identidad
-Un nivel de deterioro 0, sin ningún deterioro: Tiene una conciencia de su individualidad en desarrollo; adopta un rol dentro de unos límites apropiados. Tiene una autoestima positiva, congruente y autorregulada, mostrando una opinión de sí mismo acertada.
Es capaz de experimentar, tolerar y regular todo abanico de emociones diferentes.
-Cierto grado de deterioro 1: Tiene una relativamente intacta conciencia de sí mismo, mostrando una cierta disminución de claridad de los límites cuando experimenta emociones fuertes o angustia. En ocasiones, disminuye su autoestima mostrando una opinión de sí mismo excesivamente crítica o distorsionada de algún modo. Las emociones fuertes pueden angustiarle, asociándose con una restricción del conjunto de experiencias emocionales.
-Deterioro moderado 2: Su definición identitaria depende excesivamente de los demás. Con una delimitación de los límites comprometida. Autoestima vulnerable y controlada por la exagerada preocupación hacia la evaluación externa, con un deseo de aprobación importante. Sentido del yo incompleto o inferior, con una autoevaluación compensatoria inflada o desinflada. Regulación emocional dependiente de la evaluación externa positiva.
Las amenazas a la autoestima pueden generar emociones fuertes como la vergüenza o la rabia.
-Deterioro severo 3: Tiene una percepción de autonomía / autoridad débil; experimenta una falta de identidad o vacío; su definición de límites es pobre o rígida: puede mostrar un exceso de identificación con los otros; sobre-enfatizar su independencia respecto a los otros; o indecisión entre estos dos extremos. Su frágil autoestima se ve fácilmente influenciada por los acontecimientos, y la imagen que tiene de sí mismo adolece de coherencia. No matiza la valoración que hace de sí mismo: se odia a sí mismo, se ensalza demasiado o hace una combinación ilógica e irrealista de ambas. Sus emociones pueden variar rápidamente o mostrar una sensación de desesperanza firme y crónica.
-Deterioro extremo 4: La experiencia de un yo único, el sentido de continuidad y la autonomía están prácticamente ausentes, o se organizan en torno a la percepción de persecución externa. Los límites con respecto a los demás son confusos o no existen.
Tienen una autoimagen débil o distorsionada y fácilmente se ve amenazada por las interacciones con los demás, distorsiones y confusión significativa en la autoevaluación.
Las emociones no son congruentes con la experiencia interna. El odio y la agresión pueden ser afectos dominantes, aunque con frecuencia están desorganizados y son atribuidos a los demás.
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