En una sociedad cada vez más medicalizada, con la influencia
desmedida del marketing de las grandes que compañías farmacéuticas, y la
facilidad de recetar para poder asumir el exceso de la demanda asistencial, nos
encontramos con una realidad como la que planteaba en un artículo reciente del
pasado día 6 diciembre el país: pastillas para el dolor de vida.